El viernes pasado tuvimos el placer de contar con la presencia de la escritora gallega Susana Fortes en el Museo de Huelva para hablarnos de Robert Capa. Gran conocedora del fotógrafo húngaro, nos descubrió su vida y obra en un recorrido por distintas anécdotas de este gran personaje del siglo XX.
Capa era un gran jugador al que le gustaba arriesgar tanto en la mesa de juego como en la vida. Según una frase suya “si una fotografía no era suficientemente buena, es que no estabas lo suficientemente cerca”.
Robert Capa fue uno de los primeros corresponsales de guerra, un tipo de periodista que se juega la vida para contarnos cada día lo que ocurre a miles de kilómetros de nuestra casa. Pero siempre trató a las víctimas de las guerras de una manera compasiva y comprensiva, salvaguardando en todo momento su dignidad.
De la magnífica exposición que hay en el museo, y de la que podremos disfrutar hasta el próximo 11 de abril, Susana destacó dos fotografías: la celebérrima “Muerte de un miliciano” y la de una niña refugiada descansando sobre unos sacos.
La primera es la fotografía que le lanzó a la fama. Era la primera vez que se plasmaba la muerte en directo de un ser humano y ello provocó una conmoción a nivel mundial. Sin embargo, esa foto afectó mucho al joven fotógrafo. “Le cuarteó el alma” como escribe Susana en su libro “Esperando a Robert Capa.” Y es que debe de ser muy difícil de asimilar que el mayor logro de tu carrera profesional coincida con un hecho tan dramático como la muerte de una persona.
La segunda fotografía nos muestra a una niña descansando sobre unos sacos, en un punto de reunión de refugiados en Barcelona. Había muchos niños en aquel lugar jugando, saltando y corriendo. Pero, Capa se fijó en esta niña que yacía, sola, sobre unos sacos, con la mirada perdida, cansada y triste. Le llamaron la atención sus ojos que eran los ojos de la guerra.
Susana Fortes nos confesó que siempre se había sentido atraída por el personaje de Robert Capa pero fue tras el reciente descubrimiento de una caja con miles de fotos inéditas de él en México, cuando decidió plasmar su historia en una novela. Entre ellas se encontró una de Gerda Taro, el gran amor de Robert Capa, dormida con el pijama de él. Así, en “Esperando a Robert Capa” nos encontramos con la historia que estos dos corresponsales durante la Guerra Civil. La historia de dos jóvenes, guapos e imbatibles que vivieron jugándose el todo por el todo hasta el final.
La fotografia es un arte donde un solo instante queda plasmado para TODO UN SIEMPRE. Instantáneas que reflejan vidas y sobre todo el ser humano. Para este gran fotógrafo su camara era su vida.
Hay otro fotógrafo español que era Nestor Almendros cuyas fotografias en cine me impresinaban por la belleza que tenian.
Capa con sus fotografías y Picasso con «EL Guernica» son, a mi parecer, los que más han conseguido reflejar la tragedia de la guerra. Con sus testimonios me ponen de manifiesto la crueldad del ser humano. La sola contemplación de sus obras deberían ser suficiente para que ciertas situaciones no se volvieran a repetir, lo peor de todo es que no aprendemos.
Cierto es, como tú dices Cecilia, que el ser humano nunca aprende totalmente de sus propios errores, solo muy minimamente. Esperemos que nunca se repitan fenómenos bélicos.